Historia

La historia de La Yeguada del Bejar

La elegancia de su pasar, la astucia con la que te miran sus ojos, el plante de un bailaor flamenco y el embrujo y el duende de la raza inspiró a alguna mano divina a crear el pura raza español. El temperamento de una gitana andaluza y la bondad de un niño, el trato fácil y carácter vigoroso. La arena tiembla de emoción al compás de sus pisadas. La definición de los atletas helenísticos, fortaleza y bravura insinuadas por las curvas de una silueta. 

La grandiosidad de ser símbolo de la historia de Troya son motivos por los que el caballo andaluz, como también se reconoce a los pura raza española, es una ganadería de prestigio. 

Admiradores de este noble ejemplar, D. José Conesa fundó la Yeguada La Peña de Béjar. La ganadería se fundó en el año 1996 cuando D. José Conesa se jubiló y convirtió como ocio el mundo del caballo.

El primer paso fue recorrer distintas ganaderías del territorio andaluz, Barcelona y Alicante con el objetivo de ver los caballos de pura raza española que fueran de mejor calidad. De esta manera se fueron adquiriendo en distintos lugares los mejores ejemplares para montar la yeguada. Sementales y yeguas fueron las primera adquisiciones que se realizaron.

Situado entre Levante y Andalucía, Puerto Lumbreras es la tierra de esta ganadería. Más de 450 extraordinarios ejemplares de raza española.

La cría y doma de los caballos es la principal labor que se lleva a cabo en La Peña de Béjar. Virtuosos del hierro Candau, Lovera, Romero Benitez Escalera o de Yeguada Militar conforman los antecedentes de la ganadería. A partir de estas líneas se formó lo que es hoy la yeguada más importante de la región de Murcia. Sabiduría, gusto y paciencia en búsqueda de una armónica perfección hasta depurar la raza. Uno de los primeros objetivos planteados desde el comienzo es sacar la mejor calidad y para ello se hacen continuamente pruebas con los distintos sementales.

Campeones de raza en Valencia, Jerez o Sevilla, vencedores en las modalidades de funcionalidad o movimiento. Triunfos en concursos morfológicos incluso a nivel internacional. Premios a la mejor ganadería en las diferentes ferias del país. Una gran cantidad de trofeos y el certificado de calidad avalan el linaje y el éxito. El principal motivo por el que se apostó por el caballo español hay que buscarlo en la gran belleza del animal además de ser el más noble y el más funcional para la doma además de reunir las mejores cualidades.

Tejedor VII es el artista aunque siempre a expensas de la batuta del mayoral de la ganadería, Juan Antonio Martínez, sincroniza su paso al compás de una guitarra. Tejedor, Juan Antonio y una bailarina forman un espectáculo inolvidable. Tejedor es un caballo de línea barroca, un caballo que transmite mucho y que tiene mucha vitola.

Vistosidad y arte conjugados hacen de la alta escuela una doma teatral y llamativa. El público, en sintonía con el tempo que marca el caballo pero en La Peña de Béjar existen jinetes dedicados también a otra modalidad destacada del mundo equino. De los acordes de una bujería al sonido melódico y trascendental de una sinfonía, es el turno de la doma clásica..

Embajadores de la pura raza española, los caballos y jinetes de la impresionante yeguada lumbrense son icono de la tradición, de la destreza y maestría. 

Ejemplares emblemáticos de la talla de Uranio IV o Bronco VII, estrellas de los salones del caballo, sementales que dejan inherente su valía galopando hasta la cima. La Peña de Béjar es hoy referente nacional en este complicado mundo. 

Como dar fin a una historia con solera, de locura sureña y perfección inglesa. Se podrían contar muchas cosas de esta yeguada, de sus campeones, de sus planes de futuro, de sus instalaciones. La mejor forma de disfrutar de esta belleza es con sus imágenes.

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